miércoles, 12 de marzo de 2014

Iolanda Batallé: «Las mujeres me dicen: has escrito la novela que todas queremos leer»

Último Premio Prudenci Bertrana, uno de los más prestigiosos en lengua catalana. Varias semanas en las listas de más vendidos en catalán. Podríamos llamar a Iolanda Batallé "fenómeno" si no resultara obvio que lo es. Aunque no de las ventas, sino de la vida. Editora y escritora, Batallé contagia un extraño entusiasmo por todo lo que toca. Y tiene ese olfato raro de los gatos viejos del sector editorial. Si alguien la acusa de oportunismo en la elección del tema de Haré todo lo que tú quieras, estará en un error: sus lectores sabemos que este nuevo libro suyo contiene lo mejor de los anteriores, un "estilo Batallé" que se caracteriza por contar con profundidad cosas en apariencia banales, y por hacerlo con la convicción de quien tiene mucho por decir. En esta entrevista, la escritora nos revela algunas claves que nos permtirán leerla de otra forma: qué es para ella el éxito, con qué ingredientes cocina sus libros o  qué se trae entre manos.



Haré todo lo que tú quieras comienza en un avión con un encuentro muy estimulante (y muy tórrido). ¿Es consciente de que después de leerla no hay ninguna mujer que suba a un avión como lo hacía antes?
Sí, lo sé. ¡Ni ningún hombre! Me encanta. Es maravilloso. De hecho me llegan muchos mensajes de personas que quieren volver de Londres en British Airways. Las mujeres me dicen: has escrito la novela que todas queremos leer. Y yo feliz. Escribir, como bien sabe usted, es muy solitario, y ver que tantos lectores están conectando con esta historia me parece maravilloso y un regalo precioso después de años de trabajo.

La novela, además de contar una relación sentimental marcada por el erotismo, hay también mucha reflexión sobre la vida, sobre el sentido de la existencia y también sobre las consecuencias de la muerte. ¿Al fin y al cabo erotismo y muerte están cerca, como siempre nos ha dicho el tópico?
La vida y la muerte están muy cerca. En Haré todo lo que tú quieras de lo que hablo entre líneas es de una bajada al infierno vestida de Belle de jour. Lo que hace Nora es conseguir vencer su propio miedo. El corazón de la novela es cómo uno se enfrenta y acepta sus más oscuras necesidades. Y esto es un tema tan antiguo como los viajes de Hércules: las pruebas personales que le llevan a uno a entenderse y a saber quién es (si esto es posible). Veo esta novela como un ritual. El ritual que inicia Nora para descubrir quién es ella. Y como siempre no hay ninguna meta, allí donde al principio había puertas cerradas ahora las abre. Lo que me interesa es que el ritual de Nora lleve a cada lector a abrir sus propias puertas. Y aquí entendemos este erotismo como vía de conexión con las fuerzas primitivas, liberadoras. Y el atreverse a entrar en terrenos ocultos. ¿La muerte?

Hay en la novela referencias reconocibles a sus libros anteriores. ¿Escribe pensando en un lector fiel?
Este fin de semana he descubierto un autor: Manuel Baixauli y una novela: La quinta planta. En ésta un personaje dice: todas mis obras son fragmentos de un único libro que se acabará cuando yo me acabe. Pues ésta es mi respuesta a su pregunta. Yo lo vivo así. ¿Pienso en un lector fiel? Pienso en el lector, en que ella o él pueda descubrir, que sienta no tanto que yo le muestro sino que él descubre y si encima relaciona libros todavía mejor. Casi le diría que no lo hago a propósito, me ocurre.

Si su personaje femenino, Nora, fuera una amiga enamorada de un desconocido a quien ha conocido en un avión, pero al mismo tiempo casada con un hombre al que quiere... Y le pidiera consejo acerca de lo que debe hacer. ¿Qué le aconsejaría?
Detesto aconsejar. Creo en la vida y en que cada cual la viva. La historia de Nora no se puede entender sin conocer bien su infancia y todo lo que ocurre desde que nace, por esto es tan importante su infancia en la novela. No se puede entender el presente sin conocer el pasado (e incluso así). Y normalmente cuando aconsejamos nos faltan datos, por ello casi siempre aconsejamos y nos aconsejan mal aunque sea con buenos propósitos. ¿Qué le aconsejaría? Que se escuche a ella misma y que el corazón es un cazador solitario.

Es su tercera novela y llega precedida por un gran éxito: premi Prudenci Bertrana, miles de lectores, varias semanas en las listas de libros más vendidos en catalán, críticas entusiastas... ¿Cómo se hace la digestión de un éxito cómo este? ¿Le afectará de algún modo todo esto a la hora de empezar a escribir de nuevo?
La digestión se hace con mucho trabajo, feliz, lentamente y a la vez sabiendo que todo cambia. Que el éxito y el fracaso son extremos de una misma cosa y que uno es uno siempre. Esto que usted llama éxito me llega a los 42 años cuando llevo 30 escribiendo y todavía más leyendo. Imagino que si esto me hubiera ocurrido con 20 habría sido otra cosa. Ahora mismo lo disfruto con una sonrisa en los ojos. Feliz por encima de todo porque Haré todo lo que tú quieras y como consecuencia mis dos libros anteriores (La memoria de las hormigas y El límite exacto de nuestros cuerpos) están llegando a muchos más lectores que antes y esto es para mí igual a felicidad. Empecé a escribir mi nuevo mundo / universo / libro en enero del 2013, antes del premio, de los miles de lectores y de las ventas. Y allí sigo. Aunque si le soy sincera estos últimos meses poco tiempo tengo para dedicarle, pero voy tomando notas, apuntes mentales y físicos. Y como lo de escribir va con la bestia (y la bestia soy yo) también le confesaré que la escritora ataca de nuevo porque lo necesita. Necesito escribir. Esto es así.

Usted es directora editorial de La Galera. ¿Cree que es beneficioso que al frente de un equipo editorial se encuentre un creador? Y lo contrario: ¿Es bueno o es perjudicial para su trabajo creativo conocer las intimidades del mundo editorial?
Una buena doble pregunta. Con muchas respuestas. Mi respuesta a la primera pregunta es sí. Haciendo un símil futbolístico (que a mí esto del fútbol me gusta): sería el formato Guardiola (modestia aparte). Alguien que ha hecho de todo en el mundo editorial (llevo quince años en el oficio) y a la vez que escribe como le decía desde niña, por lo tanto cuando edito un texto sé quién es el que lo ha escrito, sé por lo que pasa... Y cuando dirijo a los editores y también al equipo de prensa, marqueting… también sé por lo que pasan porque yo también he hecho eso. Con lo cual uno sabe hasta donde puede exigir y por qué e intenta aportar aquello que cuando yo hacía estos trabajos me hubiera gustado que me hubieran aportado… Le he dicho que tenía muchas respuestas porque obviamente las respuestas son tan múltiples como todo el equipo que dirijo y todos los autores, ilustradores y demás compañeros con los que trabajo. A mí me encanta el trabajo al frente de la Galera y por encima de todo intento compartir la motivación que yo llevo encima y el creer en el proyecto. Lo que estamos haciendo en la Galera desde hace cinco años es único y lo sabemos. Una editorial además con más de cincuenta años de historia. La segunda pregunta. También difícil de contestar. Sería perjudicial si yo no fuera capaz de separar, pero créame que cuando escribo, cuando creo, separo mucho. De hecho incluso dentro del trabajo de escritora hay en mí dos personas muy claras: la que escribe de saque, crea, se abandona, vive dentro de la historia… y después la que relee, edita, marca y hace infinitas versiones desde fuera. Estas dos personas ya son muy distintas dentro de la escritora Iolanda Batallé, pues imagine: todavía lo son más entre la escritora Iolanda y la editora Batallé. Does it make sense?

Entrevista de Care Santos

viernes, 7 de marzo de 2014

Leoncio López: «Hay cierto tipo de locura que tiene un poder redentor»

Leoncio López, ingeniero aeronáutico por formación y creativo publicitario de profesión, es también uno de nuestros mejores escritores de relatos cortos, como demostró al ganar la edición de 2003 del prestigioso certamen La Hucha de Oro con su magnífico cuento La cita. Ahora, el autor ha debutado en las distancias largas con El ladrón de nubes, novela con la que ha triunfado en la novena edición del Premio Onuba. En esta entrevista, Leoncio López nos habla, entre otras cosas, sobre la fantasía y la realidad, la locura y la cordura, y sobre el olvidado arte de mover las nubes con la mente.

Con El ladrón de nubes usted ha ganado la novena edición del Premio Onuba de Novela y antes obtuvo diversos galardones de relato corto, entre ellos la prestigiosa Hucha de Oro. ¿Qué importancia han tenido los premios literarios en su carrera?
Creo que deberían haber tenido bastante más de la que realmente han tenido. Un premio es algo muy importante, y más el que menciona de la Hucha de Oro, pero cuando lo gané yo tenía demasiado trabajo, y no pude aprovechar una oportunidad tan buena para continuar con mi vocación de escritor. Acababa de montar mi propia agencia de publicidad y esa tarea me tenía ocupado todo el tiempo del que disponía.

Según le he oído decir, la idea de la novela surgió de una noticia leída en un periódico. ¿Cómo fue el proceso creativo?
Por mi trabajo, estoy acostumbrado a utilizar un tipo de proceso creativo que también puede ser útil para un escritor. Tenía el titular de un periódico —«Los agricultores de Soria se quejan de que les estén robando las nubes»—, que inmediatamente mi mente publicitaria lo transformó en el título para una novela. Yo nunca había escrito ninguna, así que el título me pareció un buen punto de partida. Era como desarrollar una campaña partiendo del eslogan. Todo lo que se requiere es que sea realmente bueno y encierre una gran idea.

El ladrón de nubes oscila entre el realismo y el fantástico. ¿Por qué esa indefinición genérica? ¿Cree que el género fantástico es una buena herramienta para analizar la realidad?
Muchas veces me he preguntado en qué tipo de literatura me movería yo mejor, y la respuesta no es única, pero sí elimina muchas posibilidades. Pues bien, el realismo fantástico no es una de las opciones eliminadas.

El protagonista de la novela, Cristóbal, es un niño; raro, pero un niño. Por otro lado, la magia está muy presente en el texto. No magia auténtica (aunque quizá también), pero sí la magia que surge de la mirada del observador; como por ejemplo la que hay en los ojos de los niños cuando presencian un espectáculo circense, por muy casposo que sea. ¿Cree que hay alguna relación entre niñez, magia y literatura?
Sin duda. La relación que hay entre niñez y magia no es necesario explicarla, como también resulta evidente la relación entre magia y literatura. Esto plantea un silogismo clarísimo: la niñez y la literatura también están relacionadas. Pero hay que estar prevenidos con los silogismos pues algunos son sofismas.

Cristóbal está evidentemente loco. Sin embargo, es precisamente su locura lo que le permite sobrevivir. ¿La locura puede ser una forma de lucidez?
Hay cierto tipo de locura que tiene un poder redentor. Creo que esta frase la dice en algún momento el personaje adulto, cuando está recordando lo que fue su niñez. Yo también lo creo.

La trama de El ladrón de nubes puede interpretarse como una metáfora sobre el proceso de maduración y la pérdida de la inocencia. O de todo lo contrario: la negativa a madurar. ¿Qué opina al respecto?
Alguien, ya muy mayor, dijo que el error más grande que había cometido en su vida era haber dejado de ser un niño. Se entiende que lo decía solo en el sentido de no perder la capacidad para el asombro y de mantener la ilusión. Actualmente, muchos adultos siguen siendo unos niños pero porque se han “peterpanizado”, y eso resulta patético. En el caso de Cristóbal, se ve obligado a madurar por unas circunstancias muy duras, pero él sigue siendo un niño porque solo tiene trece años, y setenta años más tarde continua siendo un niño aunque, según sus palabras, «vivir se ha convertido en una vieja costumbre». Ese es el punto interesante.

Usted ha afirmado que Cristóbal es un monstruo; sin embargo, yo creo que en la novela los monstruos son otros. ¿En qué sentido es monstruoso su protagonista?
En general se entiende como monstruo al que tiene características especiales que le hacen diferente, y se sobreentiende que esas características son malas o temibles. Lo contrario es un monstruo bueno que detesto profundamente. Cristóbal es un monstruo con varias puertas y solo se muestra abierta una de ellas.

Me ha parecido detectar cierta relación entre El ladrón de nubes y la novela de Theodore Sturgeon Los cristales soñadores. ¿Qué influencias reconoce usted en su novela?
Seguro que tiene más influencias de las que yo puedo reconocer, pues muchas veces, te impresionan cosas que has leído de una forma mucho más intensa de lo que conscientemente crees, de modo que puede haber algo que se queda grabado en el subconsciente, oculto y discreto, y en un momento dado sale sin que tú sepas exactamente de dónde ha salido. Creo que esto es algo que cualquiera que se dedique a una tarea creativa, ha experimentado alguna vez.

El humor es un elemento clave en el texto, incluso cuando describe situaciones dramáticas. Hay quien cree que el humor es un género banal, mientras que otros lo consideran algo muy serio. ¿Qué opina?
El humor siempre es un asunto difícil de tratar, mucho más cuando la situación no es para nada graciosa, y desde luego no creo en absoluto que sea algo banal, más bien todo lo contrario. Y desde luego, insisto, difícil. Es un ingrediente que si te pasas, echas a perder el guiso, pero que un buen gourmet enseguida detecta su presencia aunque se encuentre en dosis mínimas o muchas veces muy escondidas.

¿Cuáles son sus escritores favoritos y/o los que más le han influido?
Mis escritores favoritos cambian según el momento y unos reemplazan a otros según descubro nuevos, o según cambio yo y cambian mis gustos. Entre los imperecederos puedo citar a Fredric Brown, Philip José Farmer, Primo Levi, Giovanni Papini, Gabriel García Márquez… como puede ver se trata de una colección demasiado variopinta como para sacar una conclusión. Si hablamos de influencia, yo diría que más que escritores, me han influido géneros y me han influido estilos. Por ejemplo, la ciencia ficción: para mí fue el mayor descubrimiento que me ha deparado la literatura, y sin ninguna duda todo lo que he escrito y todo lo que siga escribiendo estará de alguna forma marcado por aquellas primeras lecturas de ciencia ficción. En cuanto a estilos, seguro que me ha influido, más de lo que yo estoy dispuesto a admitir, cierto tipo de surrealismo, y me encantaría estar mucho más influenciado por el realismo mágico, su pariente más cercano, a veces un tanto presumido.

Comenzó su carrera literaria escribiendo relatos cortos. En los países de nuestro entorno cultural –bastaría con que nos limitáramos a los hispanoamericanos-, el cuento tiene una gran tradición. Sin embargo, en España es casi un género maldito. ¿A qué cree que se debe?
Es verdad, en España no hay mucha afición al relato corto, posiblemente se deba a la fatiga que conlleva tener que cambiar de situación y personajes cada cierto número de páginas. Curiosamente ahora se está poniendo muy de moda el ultracorto, y quizá la razón de su éxito sea también por una cuestión puramente de comodidad: el ultracorto al ser tan corto, no da pereza.

¿Qué prefiere escribir, relato corto o novela?
Me parece que ahora prefiero la novela. Es un territorio en el que apenas me he adentrado y me gustaría explorarlo un poco más, a ver qué me encuentro.

Usted estudió Ingeniería Aeronáutica, pero siempre se ha dedicado profesionalmente a la publicidad como creativo. ¿Qué le han aportado esas dos actividades, tan aparentemente alejadas de la literatura, a su labor como escritor?
Cualquier fuente de conocimientos es rentable para un escritor, y cualquier entrenamiento intelectual viene bien a la hora de escribir, que sin duda es un trabajo que requiere un gran fondo, resistencia y musculatura intelectual. Y desde luego, mi trabajo como creativo publicitario ha tenido mucho que ver en que me lo pase bien inventando historias.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?
Tengo empezada una novela juvenil y, como no, una colección de relatos cortos temáticos que me gustaría completar. Pero he de confesar que lo que más me apetece es partir de cero y empezar un proyecto que sea totalmente nuevo. Quién sabe… depende de tantas cosas.

Y ahora la pregunta más importante de todas: ¿Cristóbal puede mover las nubes o no?
Yo creo que sí. También creo que todos deberíamos saber hacerlo, al menos todos deberíamos intentarlo.