sábado, 16 de febrero de 2013

Susana Hernández: "Los tópicos y los estereotipos están para ser dinamitados"

Entrevista de Care Santos
 
Susana Hernández reincide. Después de La casa roja, La puta que leía a Jack Kerouac y Curvas peligrosas, nos sirve ahora bien caliente su último banquete: Contra las cuerdas, una novela que sorprende por su agilidad, por sus amenos diálogos y por la originalidad de su protagonista, la subinspectora Rebeca Santana, de quien sus habituales conocerán algunos secretos que no desvelaron anteriores entregas. Lesbianismo, una trama negra-muy-negra y la ciudad de Barcelona como escenario son sus credenciales. El resto, la habilidad de la autora para tenernos en vilo de la primera la última línea. Los amantes del género negro deberían lanzarse sobre sus libros sin perder tiempo.
La literatura de temática gay se está "normalizando". Ya no se trata el asunto sólo como rareza. En ese sentido, su protagonista podría convertirse en una especie de abanderada de este fenómeno, ¿no cree?
 
—Sí, es cierto que poco a poco se trata la temática gay desde un punto de vista mucho más natural e inclusivo tanto en el la televisión como en la literatura. La verdad es que se agradece que se dejen a un lado ciertos tópicos. Es importante narrar sin estridencias ni dramas el mundo gay o lésbico. Desde luego, en ningún momento he tenido la intención de convertir a Santana en abanderada de nada, pero por lo que parece, el personaje está llegando a los lectores y eso puede ser una baza a favor de esa “normalización”. Si así es, bienvenido sea.
La novela negra se tiene por un género tradicionalmente masculino, pero usted parece dinamitar también ese axioma. ¿Es consciente?
 
—No cabe duda de que la novela negra es por tradición masculina y bastante machista. El papel de la mujer suele ser secundario, de ayudante del policía o detective protagonista, o de mujer fatal en las novelas clásicas. Un poco al hilo de la pregunta anterior, los tópicos y los estereotipos están para ser dinamitados. Sin embargo, no pensé en ningún momento cuando perfilaba a Santana y a Vázquez que dos subinspectoras de policía fuesen algo tan fuera de lo común. Tengo cierta facilidad para escribir sobre el universo femenino y por ese motivo elegí a dos mujeres como protagonistas.
 
Si tuviera que emparentarse con cinco escritores de género negro, ¿a quiénes elegiría?
 
Patricia Higsmith, Henning Mankell, Ruth Rendell, Vázquez Montalbán, Raymond Chadler.
 
La mención de Carvalho o Méndez, los personajes de Vázquez Montalbán y González Ledesma, parece obligada al hablar de sus novelas. ¿Qué le une a ellos?
 
—En primer lugar, es un honor la simple mención de Vázquez Montalbán y González Ledesma, referentes de la novela criminal barcelonesa. Supongo que el vínculo con ellos es Barcelona como espacio común y por extensión una cierta forma de entender la vida, más mediterránea, más relajada, con humor, que se refleja en las novelas y en las personalidades de los personajes.
 
La Barcelona del crimen es casi un género en sí mismo. ¿Por qué la eligió como escenario de sus novelas?
 
—Porque soy barcelonesa. Probablemente, si hubiese nacido en Madrid o en Vigo, no habría elegido Barcelona que está bastante explotada como escenario criminal, pero es mi ciudad y no me he podido resistir. Me apetecía escribir de mis calles, de mis playas, incorporar la ciudad a la historia y a las vidas de las protagonistas.
 
¿En qué trabaja ahora?
 
—En estos momentos me estoy peleando con la tercera entrega de la serie de Rebeca Santana que espero tener lista para dentro de un año, aproximadamente.  

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